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Profesor de la Escuela Normal de Ixtlahuaca, de la licenciatura en educación preescolar

jueves, 1 de octubre de 2009

¿QUÉ SON LAS COMPETENCIAS?

¿QUÉ SON LAS COMPETENCIAS?
UNA PROPUESTA PARA LOS ACUERDOS
[*]
Belbl Angel Angeles Reyes
No es desconocido por quienes estamos inmersos en el ámbito académico de la pedagogía, el hecho de que en la actualidad la realidad del posmodernismo, hasta no hace mucho tiempo discutida, está rebasando nuestros alcances y posibilidades; las nuevas tecnologías exigen una nueva forma de acercarnos al conocimiento y por lo tanto una nueva forma de aprender; así, teorías como el cognoscitivismo, constructivismo, aprendizaje significativo, y otras más, no resultan suficientes para sustentar nuestro trabajo al interior del aula, aunque no por ello están desfasadas, hoy más que en otros tiempos, merecen ser re-leídas, pues más que hablar de cómo hacer posible el conocimiento, es necesaria su aplicación y ésta a su vez, con resultados de calidad, aunque ello nos suene a exigencias de mercado, empresarial o a la más pura expresión del neoliberalismo; finalmente no somos otra cosa que trabajadores de la educación y aunque sabemos que la educación como expresión de desarrollo humano, puede ser posible desde otros ámbitos, hoy esta al servicio de la productividad y no hay más que discutir.
Para el desarrollo de nuestro trabajo en las distintas escuelas y en especial, la Normal de Ixtlahuaca, es necesario saber de qué hablamos cuando a competencias nos referimos, cómo toman forma y cómo se conciben en nuestro plan de estudios de la licenciatura en educación preescolar. Es esa la humilde intención de este documento y para ello se organiza de la siguiente manera: partimos de un análisis desde su definición en la intención de acotar su origen cómo palabra-significado, posteriormente se hace referencia al ámbito laboral porque es una línea de análisis que puede dejar más clara la intención de esta nueva forma de ver la educación, en un tercer momento se presenta un corto análisis desde la visión desde el ámbito académico para que finalmente concluyamos cómo se proyecta en nuestro Plan de Estudios de la Licenciatura en Educación preescolar.

I. Definición del término competencia
La palabra Competencia proviene del latín competentĭa que en una primera definición de diccionario significa “Disputa o contienda entre dos o más personas sobre algo” u “Oposición o rivalidad entre dos o más que aspiran a obtener la misma cosa” ó “Situación de empresas que rivalizan en un mercado ofreciendo o demandando un mismo producto o servicio”, aunque también es definida como una “competición deportiva”; para Argudín, (2007) “La palabra competencia se deriva del griego agon, y agoniste, que indica aquel que se ha preparado para ganar en la competencias olímpicas…” ser triunfador en el combate, era entonces el areté, otra palabra griega, que implica una especie de filosofía de triunfo y grandeza que un guerrero olímpico cultivaba y que era un principio de la educación griega. “A partir de Pitágoras y con Platón y Aristóteles, (dice esta misma autora) este areté cambia de sentido para significar ser el mejor en el saber, el constructor de teorías rectoras de proyectos políticos; las competencias se desplazan desde habilidades y destrezas atléticas para triunfar, hacia exigencias culturales y cognoscitivas”. (Argudín, 2007,).
En una segunda definición que nos ofrece la Real academia de la lengua española, refiere a la “Pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado” y también “Atribución que legitima a un juez o a otra autoridad u órgano para el conocimiento o resolución de un asunto.” Es decir que le compete a la autoridad, que es de su competencia
Es observable la existencia de dos situaciones: competencia en el sentido de competitivo y competencia en el sentido de competente, es decir que le compete algo a alguien; y recuperando la segunda parte de la cita de Argudín podemos inferir una primera conclusión: la competencia parte de una auto exigencia cultural y cognoscitiva para ser mejor en el saber y atender lo que es de mi competencia.

II. Las competencias desde el ámbito laboral
Para Mertens (1996) “El concepto de competencia laboral emergió en los años ochenta con cierta fuerza en algunos países industrializados, sobre todo en aquellos que venían arrastrando mayores problemas para relacionar el sistema educativo con el productivo, como una respuesta ante la necesidad de impulsar la formación de la mano de obra”. Es importante recuperar dos conceptos comunes entre éste y otros autores de la línea, que nos ayudan a concretar el análisis de la competencia; calificación y desempeño efectivo, donde el primer concepto se refiere a la capacidad potencial para realizar tareas o funciones y el segundo a la capacidad real de realizarlas; analicemos a detalle esta relación: la calificación, alude a todos los conocimientos que están potenciados desde una proceso de capacitación, propuestos por la escuela o el centro de capacitación, y que están definidos por una valoración cualitativa o cuantitativa; desde este ámbito es anticipable lo que un individuo puede hacer, pero no lo que hace y la eficiencia y eficacia con lo que lo hace. Por otro lado, el desempeño efectivo es identificado desde el ámbito de la empresa y tiene que ver con las destrezas y las actitudes esperadas, frente a una tarea o función; la empresa tiene clara la necesidad de un individuo que sepa hacer la tarea con calidad porque de ello depende su productividad. He aquí una posible situación antagónica, el que la calificación definida por la adquisición de conocimientos valorados , al efectuar una tarea, no corresponda a las habilidades, actitudes y destrezas para realizar las tareas solicitadas o la solución de problemas derivados de los mismos, definido todo como: desempeño real; es decir, que el trabajo que realiza la escuela, por muy calificado que esté no resuelva las necesidades de la escuela. Por lo tanto la distancia entre calificación y desempeño efectivo se acortará en la medida en que la formación - capacitación y la empresa con sus necesidades diseñen las competencias que serán la base de todo este proceso que vincula a la escuela con la empresa. Es entonces que Marelli en Argudín, (2006) define la competencia como “una capacidad laboral, medible, necesaria para realizar un trabajo eficazmente, es decir, para producir los resultados deseados por la organización. Está conformada por conocimientos, habilidades, destrezas y comportamientos que los trabajadores deben demostrar para que la organización alcance sus metas y objetivos. Son: capacidades humanas, susceptibles de ser medidas, que se necesitan para satisfacer con eficacia los niveles de rendimiento exigidos en el trabajo”.
Es tiempo de formular una segunda conclusión. Es ineludible que la escuela trabaje en ambientes reales o lo más cercano a las condiciones que el campo laboral exija y que por lo tanto, sea valorado el desempeño real de los alumnos desde estos ámbitos; pero, ¿las currículas estarán preparadas para esto?.

III. Las competencias desde el ámbito académico
La UNESCO define a las competencias como “El conjunto de comportamientos socioafectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente un desempeño, una función, una actividad o una tarea.” (Delors, 1997), sin embargo el concepto va un poco más a profundidad y no solo a la presencia de los elementos sino a la movilización de ellos, como lo dice Perrenoud (2004) “Las competencias no son en sí mismas conocimientos, habilidades o actitudes, aunque movilizan, integran, orquestan tales recursos…(esa movilización) solo resulta pertinente en situación, y cada situación es única, aunque se le pueda tratar con analogía con otras, ya conocidas” es decir, las competencias van a tener existencia a partir de su movilización en situaciones específicas. Aunque éste no es un proceso sencillo, Perrenoud (2004) explica que “El ejercicio de la competencia pasa por operaciones mentales complejas, sostenidas por esquemas de pensamiento … los cuales permiten determinar (más o menos de un modo consiente y rápido) y realizar (más o menos de un modo eficaz) una acción relativamente adaptada a la situación” por ello las competencias implican recursos cognitivos, acciones y comportamientos, que no pueden actuar por separado “Una competencia corresponde a un saber actuar complejo que se apoya sobre la movilización y la utilización eficaz de una variedad de recursos. … Es un saber actuar muy flexible y adaptable a diversos contextos y problemáticas. Una competencia se sitúa más en un orden heurístico que algorítmico. La adaptabilidad de la competencia justifica plenamente su movilización: todos los recursos disponibles y movilizables no son movilizados en una situación dada, sino solamente aquellos que aparecen apropiados en circunstancias precisas. Se trata de una movilización selectiva e recursos”. (Tardif, 2008)
De manera local, para Frade (2008) una competencia es la “Capacidad adaptativa cognitivo conductual para desempeñarse frente a las demandas que se presentan en contextos diferenciados con distintos niveles de complejidad” definición que nos lleva a identificar dos corrientes, lo cognitivo y lo conductual; por otro lado, Schmelkes (2008) afirma: “Las competencias articulan los conocimientos, la habilidades, las destrezas y las actitudes [y que] Se preocupan por el desempeño en condiciones reales [y algo importante], nos ayuda a entender mejor a la diversidad”.
Hasta aquí, es observable la presencia de la línea conductista al hablar de comportamientos destrezas y actitudes y de la línea constructivista, específicamente la cognoscitiva y socioconstrutivista, en la implicación de las habilidades cognoscitivas, por lo que las competencias estarán sustentadas desde dos perspectivas teóricas del pensamiento. El identificar las posturas teóricas no es en una acción determinista o de segmentación teórica como lo anticipa Tardif (2008), más bien es una herramienta para orientar el trabajo que podemos desarrollar desde las aulas.
Por otro lado, y considerando el concepto de totalidad de Kosik (1984), que las partes no integran el todo, sino que el todo es más que las partes; es decir, para hablar de competencias debemos romper con la idea de que éstas se alcanzan al aprender contenidos, desarrollar habilidades y destrezas y entender valores y actitudes, que sería igual a llenar contenedores; contrariamente, hablamos de la movilización de estos componentes, de que la interacción de ellos dan origen a las competencias; y surge otra pregunta ¿Desarrollamos competencias? o ¿Desarrollamos en competencias?.
Por ello la conclusión a la que llegamos en este apartado sería que para entender las competencias habremos de hacer ejercicios de análisis de las posturas teóricas del conductismo y el cognoscitivismo para poder apoyar el desarrollo de competencias; que las competencias se desarrollan en situaciones donde los componentes son accionados y ese será el trabajo del docente.

IV. Las competencias en el plan de estudios de la licenciatura en educación preescolar 1999
La puesta en marcha de la reforma a la educación normal que tiene su fundamento en el Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000 establece como prioridad el desarrollo de una acción intensa y adecuadamente preparada para consolidar a las escuelas normales y mejorar de manera sustancial su funcionamiento (PTyFAEN, 1995), específicamente, en 1999, el nuevo plan de estudios de la licenciatura en educación preescolar plantea el nuevo rumbo de la formación de las educadoras. Es en esta reforma donde el planteamiento del desarrollo de competencias se hace presente a través de los rasgos deseables del nuevo maestro, los cuales afirman que “Las competencias que definen el perfil de egreso se agrupan en cinco grandes campos: habilidades intelectuales específicas, dominio de los propósitos y contenidos básicos de la educación preescolar, competencias didácticas, identidad profesional y ética, y capacidad de percepción y respuesta a las condiciones de sus alumnos y del entorno de la escuela” (PE,LEP, 1999). Es entonces clara la línea de trabajo de la reforma, pero al mismo tiempo imprecisa al ser solo el plan de estudios donde se refiere el logro de competencias, no observables a su vez en los programas de las asignaturas; Frade (2008) dice al respecto “… los planes que ya establecen como metas terminales algunas competencias, cuentan con procesos netamente constructivistas que todavía no se centran en lograr desempeños específicos con cierta capacidad de resolución ante los problemas que presenta el entorno. Esto se observa, por ejemplo, en la estructura de los planes de las normales de 1997 y 1999 (que es nuestro caso) en los cuales se identifican las competencias del futuro docente en el perfil de egreso, pero no se vinculan materia por materia en ejecuciones más concretas”; concretamente, es definido el fin, pero hace falta precisar los medios. Sin embargo el plan asegura que “al término de sus estudios cada uno de los egresados contará con las habilidades, conocimientos, actitudes y valores” (PE,LEP, 1999) que obviamente están contenidos en los cinco campos anteriormente descritos. Pero, dejar las cosas como están es equiparable a creer que todos los artilugios observables que un mago hace, dan como resultado la aparición del conejo.
Por ello es imperativo poner en práctica acciones que permitan alinear los propósitos de los programas con los rasgos del perfil de egreso y a su vez con el enfoque de competencias; para ello habrá que considerar los criterios y orientaciones del plan de estudios que nos permita atender “la falta de coincidencia –y aún la contradicción– entre las finalidades educativas que se expresan formalmente en un plan de estudios y el tipo de actividades académicas que realmente se llevan a la práctica en una institución. … [Por ejemplo el] “plan de estudios que postula la capacidad de localizar y comparar información, y una práctica que privilegia el dictado de apuntes o el estudio acrítico de un solo texto” (PE, LEP 1999) donde el hablar de localizar y comparar alude a la activación de competencias.
En Conclusión, las competencias son los rasgos que nuestras alumnas deben manifestar en sus prácticas para su desempeño en condiciones reales y estas competencias están descritas en el perfil de egreso de nuestro plan de estudios y aunque no están específicamente descritas en cada programa de estudio es necesario implementar estrategias que garanticen la congruencia del trabajo hacia el logro de las mismas.
Estamos en el camino y, como institución formadora de docentes tenemos dos opciones: continuar en esta aventura que, a pesar de todos los desaciertos, nos ha posicionado en el privilegio de ser observada por otras instituciones o regresar para probar otras alternativas que orienten los procesos en cue4stión; pero lo que no podemos hacer es ignorar el movimiento que se gesta en el contexto de la formación de maestros y de las normales en particular. Finalmente este documento es solo una propuesta en espera de a ser interpelada.

Bibliografía utilizada.
· Argudín, Yolanda (2007) Educación basada en competencias. Nociones y antecedentes. Trillas. España.
· Diccionario de la Real academia de la lengua española
· Frade Rubio, Laura (2008) Desarrollo de competencias en educación: desde preescolar hasta bachillerato. Calidad Educativa Consultores S. C.
· Jacques Delors (1999), La educación encierra un tesoro. Educación y cultura para el nuevo milenio. UNESCO
· Kosik, Karel (1984, 10ª ed.) Dialéctica de lo concreto: (estudio sobre los problemas del hombre y el mundo). Grijalbo, 1970
· Mertens, L. (1996) Competencia laboral: sistemas, surgimiento y modelos. CINTERFOR/OIT, Montevideo.
· Perrenoud, Philippe (2004) Diez Nuevas competencias para enseñar. SEP, México.
· SEP. (1995) Programa para la Transformación y el Fortalecimiento Académicos de las Escuelas Normales
· SEP (1999) Plan de estudios 1999 de la Licenciatura en Educación Preescolar
· Tardif Jacques (2008) Desarrollo de un programa por competencias: De la intención a su implementación. EN: Revista Curriculum y formación del profesorado. Vol 12, N. 3 (diciembre de 2008) versión electrónica.
[*] Este documento también puede ser consultado en: Artesanía Intelectual. Revista de la Escuela Normal de Ixtlahuaca